Poco a poco el invierno se va acercando y con él la temida llegada del frio, en un momento en el que estamos inmersos en una crisis energética y de inflación generalizada. Y es que la preocupación e inquietud de muchas familias es creciente ante los elevados precios de la luz y el gas y, en consecuencia, la dificultad económica que esto implica a la hora de calentar sus hogares.

Dedicamos el post de este mes a hablar de la importancia que tiene vivir en una vivienda con una buena clasificación energética, y es que España cuenta con más de 25 millones de viviendas, y de estas, 6 millones tienen más de 50 años, luego tenemos un parque de vivienda bastante envejecido. Es más, 8 de cada 10 viviendas tienen una clasificación energética “E” o menor, por lo que podemos aseverar que tenemos un claro margen de mejora en este aspecto.

¿En qué consiste la calificación energética de una vivienda?

Los factores que intervienen para valorar la eficiencia energética de un edificio son múltiples, pero se pueden englobar en dos categorías que a su vez están íntimamente relacionadas:

  • El consumo energético de las viviendas.
  • Las emisiones de CO2 derivadas de generar la energía térmica y eléctrica que el edificio necesita.

Al igual que con los electrodomésticos, la clasificación energética de una vivienda es el índice que nos muestra cómo de eficiente es, mediante una escala de letras que va desde la A, para señalar el máximo grado de eficiencia energética, hasta la letra G, para señalar los edificios o viviendas menos eficientes, es decir, las que más energía consumen. Para determinar dicho nivel de eficiencia energética se debe calcular el consumo de energía necesario para satisfacer la demanda energética del edificio anualmente, teniendo en cuenta unas condiciones normales de funcionamiento y ocupación.

La imagen anterior muestra, para cada uno de los niveles de eficiencia energética (de la A a la G), el consumo anual en kwh de energía no renovable (gas natural, gas butano, electricidad y diésel fundamentalmente) por metro cuadrado de la vivienda. Es decir, el consumo de energía no renovable anual para una vivienda con clasificación energética “A” es inferior a 37,50 Kwh/m2, frente a los más de 318,10 Kwh/m2 que consumirá una vivienda con clasificación energética “G”. La conclusión es reveladora, una vivienda con máxima clasificación energética consume como mínimo un 90% menos de energía que una con la mínima clasificación.

Como ya sabéis, nuestras últimas promociones inmobiliarias han obtenido calificación energética “A”, ¿pero que tienen nuestros edificios para llegar a esta calificación? Las enumeramos a continuación:

  • La envolvente del edificio, es decir, la fachada, ya que nuestras promociones cuentan con fachada ventilada con sistema térmico por el exterior. Se trata de un sistema constructivo que se ha ido consolidando con gran aceptación entre arquitectos y constructores, sobre todo por su elevada calidad, posibilidades estéticas y por sus indiscutibles ventajas de aislamiento térmico y acústico.
  • Sistema de ventilación de las viviendas de doble flujo con recuperador de calor, que permite una constante renovación del aire de la vivienda minimizando las mermas de calor y garantizando el confort con un menor consumo energético.
  • Caldera comunitaria de condensación de gas natural de última generación y alto rendimiento, con aporte al ACS mediante bomba de calor de aerotermia y paneles fotovoltaicos.
  • Calefacción mediante suelo radiante, sin radiadores, máximo confort a menor coste energético.
  • Carpintería exterior con doble acristalamiento y rotura de puente térmico, además los vidrios son bajo emisivos (reducen las pérdidas de calor en invierno y mitigan la entada de calor en verano) y las lamas de las persianas tienen un aislamiento térmico en su interior.

Como podemos comprobar la excelente clasificación energética se ha obtenido gracias a la suma y combinación de diferentes elementos que, a simple vista, no se pueden percibir, pero que sin duda permiten maximizar el confort de nuestro hogar a un coste energético lo más contenido posible.

En definitiva, y este es el objetivo de nuestro artículo, si tenemos pensado adquirir una nueva vivienda la calificación energética es un factor más que debemos tener muy en cuenta a la hora de tomar la decisión. Una calificación alta implica vivir en una vivienda más barata de mantener desde un punto de vista energético y, por consiguiente, el valor a futuro de la vivienda será superior en caso de alquilarla o venderla.

Esperamos que os haya sido útil este artículo.