Un proyecto de vivienda Smart Home: eficiente, inteligente y conectada

El vanguardista edificio Residencial Cadea de Oviedo, en Prado de la Vega, se convirtió en el refugio soñado para Manuel y Lucía.

Hace un mes que Manuel y Lucía se mudaron a un piso mayor. Su nuevo hogar también está en Prado de la Vega, pues la ubicación nunca fue objeto de debate en las lucubraciones propias de una mudanza.

Se habían hecho a una zona que rezuma vida y está a un paso de todo; el centro de Oviedo, la autopista, Parque Principado… Siempre tuvieron claro que la vida es más fácil si las distancias se acortan.

La principal razón para el cambio fue la falta de espacio. Es lo que tienen los nuevos residentes, que reclaman su sitio cuando llegan.

Ya hace dos años que Lucía dio a luz a Marcos en el día más bonito de sus vidas, pero cuando su primer hijo nació, también nació en sus padres una nueva percepción de las dimensiones. Dos habitaciones no eran suficientes y hasta el coche parecía más pequeño entre juguetes, pañales, sillita… y todo el “por si acaso”.

Áreas de recreo
El coche sigue siendo el mismo porque, como es eléctrico, se recarga fácilmente en el garaje del nuevo edificio, y, cuando es Manuel quien quiere recargar sus pilas, lo sustituye por la bicicleta que tiene en una de las muchas zonas comunes de Residencial Cadea.

Las amplias áreas de recreo y el solárium se valoran aún más después de la pandemia y poder ir al gimnasio, sin salir del edificio, es un privilegio que arrincona las excusas a los kilos ganados en el confinamiento.

Manuel ahora camina más. Hoy, por ejemplo, va andando a recoger a Marcos a la guardería. Son sólo cinco minutos, pero tiempo suficiente para iniciar una pelea mental contra sí mismo.

¿Qué hace cuando vuelva a casa?, ¿Prepara la reunión de mañana o se da al disfrute en la terraza?

Terraza
Es cierto que trabajar en casa es mucho más cómodo desde que cuenta con una habitación como despacho, pero es difícil resistirse al buen tiempo. Alexa se ocuparía de preparar la lectura, la música de fondo y una luz inmejorable. A él sólo le tocaría poner el vino y, por su puesto, compartirlo con Lucía. Ella siempre le recuerda que su smarthome debe ser también una sharehome. Y no le falta razón.

De hecho, aunque hay más espacio, la felicidad tiende a con- centrarse y, ya en la terraza, Marcos juguetea al lado de Lucía, que lee plácidamente, y a Manuel, que los observa dichoso, se le cruza un pensamiento: de todo lo bueno de su nuevo hogar, lo mejor es que sea inmune a la tristeza.