Como bien sabéis, la entrega de llaves de Cadea Residencial se va aproximando. Son semanas para nosotros de intenso trabajo, al remate de la obra se le añaden diversos trámites que debemos llevar a cabo y uno de ellos ha sido negociar con nuestra entidad bancaria las mejores condiciones hipotecarias posibles para nuestros clientes. Como es natural, son muchas las dudas que os surgen cuando llega este momento, y nada mejor que dedicar el post de este mes de octubre para intentar aclarar, en la medida de lo posible, las dudas que habitualmente se os presentan.
¿Cuándo se ha de pedir una hipoteca
en una vivienda de obra nueva?
El mejor momento para solicitar una hipoteca para nuestro futuro hogar se encuentra entre los dos o tres meses previos a la entrega de llaves. Ello es debido a que será difícil, por no decir imposible, que algún banco te conceda un préstamo hipotecario antes de esa fecha, ya que tanto las condiciones económicas de la hipoteca como tu propia situación personal pueden variar en el tiempo que resta hasta que vayas a firmar la escritura de compraventa.
Como hemos comentado antes, el primer paso es que nosotros, la promotora, negociemos con la entidad bancaria las condiciones en las que nuestros clientes podrán subrogarse en la hipoteca. Una vez que la entidad financiera nos da esas condiciones, nos ponemos en contacto con todos y cada uno de los compradores con la antelación suficiente para que puedan analizar dichas condiciones y, en su caso, compararlas con las que puedan ofrecerles otras entidades bancarias.
¿Y qué condiciones tendrán nuestros clientes?
Os resumimos a continuación las condiciones obtenidas para una hipoteca tipo, condicionada a la contratación de productos vinculados (como domiciliación de nóminas, seguros y tarjeta de crédito), y sin penalización por amortización anticipada, parcial o total, del capital pendiente:
Préstamo hipotecario a tipo variable:
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- Primer año: 1,5% fijo
- Revisión anual: Euribor a un año + 0,5%
Préstamo hipotecario a tipo fijo:
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- Fijo a 15-25 años: 2,95%
- Fijo 26-30 años: 3,10%
No sé qué opináis, pero nosotros consideramos que son unas buenas condiciones ya que, cómo bien sabéis, la inflación y las tensiones geopolíticas que estamos viviendo, han provocado que el Banco Central Europeo en el último año haya subido el tipo de interés oficial del dinero hasta un 4,5%, situándose el Euribor entorno al 4,15%. Es de esperar, y eso transmiten las autoridades monetarias, que una vez se controle la inflación y se estabilicen los diferentes conflictos, el Banco Central Europeo se incline por rebajar dicho tipo de interés y ello se traslade a medio plazo al Euribor.
Y es que para una hipoteca media de 150.000 euros a 30 años, si firmamos a tipo variable pagaremos una cuota mensual durante el primer año de unos 520 euros, mientras que si por el contrario firmamos a tipo fijo, la cuota rondará los 640 euros mensuales durante toda la vida de la hipoteca. Teniendo en cuenta cómo están los precios de los alquileres, coincidiréis con nosotros en que se trata de una cuantía más que razonable.
Ya tenemos las condiciones de la hipoteca ¿Y ahora?
Ahora toca sentarse, hacer números y decidir. ¿A cuántos años firmamos la hipoteca?, ¿con qué cuota mensual nos sentimos cómodos?, ¿nos interesa contratar algún producto vinculado a la hipoteca, como por ejemplo un seguro de vida, para que en el caso de que haya algún “imprevisto no deseable” en un futuro, podamos dejar a nuestra familia en una situación cómoda y de paso mejorar el tipo de interés?. Y sobre todo, la pregunta sin respuesta clara, ¿elijo una hipoteca a tipo fijo o a tipo variable?. Ello dependerá, entre otras cosas, de cómo preveamos que vaya a evolucionar el Euribor, y es que cuando contratamos una hipoteca no sólo tenemos que pensar en el corto plazo, normalmente las hipotecas se firman en plazos de amortización que van entre los 20 y 30 años, un periodo de tiempo suficientemente amplio como para que pueden pasar muchas cosas, y en el que seguramente se sucedan unos ciclos en los que el Euribor pueda estar bajo con otros en los que no tanto.
Os explicamos a continuación las principales diferencias entre una modalidad y otra.
- En una hipoteca a tipo fijo el interés es invariable a lo largo de la vida de toda la hipoteca, esto hace que la cuota a pagar siempre sea la misma, ni sube ni baja, por lo que el cliente conoce de antemano cuanto va a pagar, con independencia de que el Euribor suba o baje. Si prefieres la estabilidad y la seguridad de conocer desde el primer momento cuanto vas a pagar mes a mes seguramente esta es tu hipoteca. Sin embargo, te advertimos que esta tranquilidad acarrea alguna desventaja, la principal es que las cuotas a tipo fijo suelen ser más altas que a tipo variable, sobre todo en los meses iniciales de la hipoteca.
- Por el contrario, en una hipoteca a tipo variable, el tipo de interés está compuesto por un diferencial fijo más un índice de referencia (normalmente el euríbor). De este modo, y a diferencia de lo que ocurre al elegir una hipoteca fija, la cuota a pagar podrá subir o bajar a lo largo de la vida de la hipoteca en función de cómo lo haga el índice de referencia.
En definitiva, para decidir qué hipoteca nos conviene contratar debemos escoger un tipo de interés que se adapte a nuestra situación actual y con un plazo de amortización cómodo, que se traduzca en una cuota mensual razonable que no condicione excesivamente nuestro modo de vida.
Esperamos que os haya sido útil esta publicación, en este camino nuestros clientes no están solos y pueden contar con nuestro asesoramiento y muy especialmente con el de nuestra entidad financiera, que os podrá resolver cualquier duda para que podáis contratar la hipoteca que mejor se adapte a cada uno.